Once vidas

de Adriana Chávez García-Rendón

Reseñas de los lectores

[19:42, 09/02/2021]

Once vidas. Leído. Sorprendido… muy gratamente. Al margen de que está muy bien escrito (¡felicidades!), supongo que fue costosa su composición, un poco como una partitura dodecafònica pero que, sin embargo, al final encajan todas las piezas perfectamente. Un trencaclosques, como decimos por aquí, un rompecabezas que cuando lo resuelves te das cuenta de la dificultad y de su belleza.

Me ha gustado mucho, de verdad.

Mi enhorabuena.

Besos

Manel

 

 

[20:32, 04/11/2020]

«En la historia de ONCE VIDAS, cada uno de los personajes representa seres envueltos en la vorágine de las circunstancias por un sistema social que los engulle y marca su ritmo.

La fluidez de su narrativa nos lleva a disfrutarla. Cada capítulo es una escena cinematográfica brillantemente narrada. En unos cuantos renglones apreciamos con frases precisas y contundentes la personalidad de cada uno de los protagonistas y sus sentimientos: amor, odio, miedo, venganza, reivindicación…

La lectura de cada historia se puede disociar y a la vez unirse, con la sutileza de los hilos invisibles que la escritora hilvana, para llevarnos a entender la complejidad de las acciones de los personajes.

Finalmente, cada uno de ellos tratará de sobrevivir, de alguna manera, y a nosotros lectores nos toca imaginar el final que les espera.

CAROLINA MENDOZA GHIGLIAZZA, Ciudad de México.

 

Entrevista a la autora

[14:36, 26/9/2020]

En Boca Abajo Ediciones hemos pedido a Adriana Chávez García-Rendón, autora de Once vidas. NE(cr)OLIBERALISMO, que nos responda a unas preguntas. Con el lanzamiento de su novela corta en plena crisis del Covid-19, se nos dispara la imaginación y te ofrecemos una ventana a la autora y su obra. Esperamos que te cautive su visión como nos cautivó a nosotros.

¿Qué vamos a encontrar?

En esta novela corta vamos a encontrar hombres y mujeres de entre los 17 y los 80 años. La mayoría son personas que se han visto obligadas a explotar a los demás porque a su vez han sido explotadas por otros. Solo unos cuantos personajes muestran sentimientos relacionados con lo que hasta ahora hemos conocido como «bondad».

¿Cómo surgió la idea?

Hace más de 15 años, leí la novela de una autora que había ganado el Premio Planeta. Contaba tan poco, que en ese momento pensé que yo también podría ganarlo. Después vino la crisis y la idea me surgió cuando, hace alrededor de cuatro años, me planteé que escribiría una novela para ganar el premio mejor dotado económicamente. Seguramente estoy pecando de ignorante, porque yo no estudié filología sino ciencias de la comunicación.

Hice un recorrido por los personajes que estaba viendo en aquellos momentos en el cine y decidí que los míos serían más malos que un dolor. Empecé por Kike. Recuerdo haber escrito el primer capítulo mientras esperaba a un gran amigo al que yo había acompañado al hospital.

¿De qué va el libro?

Este librito trata sobre las consecuencias del post-modernismo en las personas. La cultura occidental ha ido derribando desde la ilustración los grandes pilares que hasta entonces la habían sujetado. Lo que comenzó siendo un privilegio para las clases en el poder, se ha extendido durante el siglo XX con la democratización de la educación y sobre todo con la difusión de patrones de comportamiento a través de los medios de comunicación. El cine y la televisión han normalizado en solo unas cuantas generaciones un pensamiento radicalmente opuesto al de los abuelos: si antes la mayoría de la humanidad necesitaba de una religión, ahora los nietos en su mayoría la rechazan. Lo mismo ocurre con el matrimonio, los papeles que tienen que desempeñar hombres y mujeres, la idea de que una familia está formada por abuelos, padres, tíos mayores, tías solteras y primos conviviendo en el mismo hogar; la creencia en que las personas buenas y honradas obtienen las mejores recompensas; sobre todo trata sobre el aumento de popularidad de los personajes «malos» en detrimento de los buenos. Hoy los triunfadores son malos. He querido explicar por qué necesitan serlo para ser aceptados por una sociedad que ya no cree en la bondad.

Trata sobre cómo se vuelven «malos» unos personajes que deben sobrevivir en este tiempo de inversión en los papeles, cuando yo creo que estamos viviendo un periodo de difícil adolescencia de la humanidad.

¿A quién va dirigida la novela?

He intentado que abarcara un abanico de público lo más extenso posible, aunque por deformación profesional, seguramente la disfrutarán más los sociólogos, los antropólogos sociales, los psicólogos y por supuesto los científicos de la comunicación.

¿En quién está inspirada?

La historia está inspirada en situaciones más que en personas. Es un análisis de la sociedad que me rodea. He vivido en muchas ciudades de América y Europa, por temporadas que van de los tres meses a los nueve años.

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¿Es una novela reivindicativa?

Es una novela totalmente reivindicativa. Invita a reconocer en nosotros mismos actitudes muy contradictorias como la intolerancia, el racismo, el machismo, el hembrismo, la homofobia, el clasicismo, valores en los que fueron educados nuestros propios abuelos y que, con el cambio de paradigma, hoy son políticamente incorrectos: por una parte tenemos al sistema exigiéndonos que nos explotemos a nosotros mismos para conseguir dinero y, por otro lado nos sigue bombardeando con los viejos ideales de la moralidad que estamos enterrando: nos piden que seamos buenos, que nos casemos, que tengamos hijos, que seamos fieles, que respetemos a nuestros mayores, que volvamos a casa por Navidad. No son compatibles ambos extremos de conducta. No puedes trabajar 18 horas al mismo tiempo que intentar tener una familia. Intentar conseguir ambos extremos del espectro de comportamientos, suele llevarnos a una esquizofrenia en la que estamos inmersos y de la que solo conseguimos sentirnos satisfechos si los demás nos admiran por nuestra capacidad de consumismo. Así que sí, se reivindica la existencia de los individuos fuera de la auto-explotación.

¿Asumes riesgos?

Muchos. Al principio quería aparecer con un seudónimo, porque muchas veces los lectores están convencidos de que los autores pensamos como los personajes que inventamos. Detrás de un seudónimo podría esconderme para hablar como un hombre de negocios corrupto, o una mujer que busca venganza por el maltrato que ha sufrido.

¿Tocas algún tema tabú?

Sí. El incesto.

¿Te sientes reflejada en algún personaje?

Por fortuna y por desgracia, no. Me gustaría ser María de los Desamparados, pero es un personaje tan idealizado que casi es imposible que sea real.

¿Tu estado anímico al escribirla?

Al escribirla sentía una enorme satisfacción por lo que estaba comunicando. Al estar contando las conclusiones a las que había llegado, durante tantos años de análisis de esta y otras sociedades en las que he vivido. Es como una tesis post doctoral en ciencias de la comunicación.

¿Habrá segunda parte?

No

¿Encaja en algún género?

Encaja en el género de la novela social, quizá en el de la existencial, pero para hacerlo simple, yo creo que es narrativa urbana contemporánea.